Hola 👋 bienvenido a la Newsletter de 🎖️ Team Hackers
Soy Felipe Polo y escribo esta newsletter para ayudar a fundadores y operadores de compañías a que sus equipos funcionen sin ellos.
Cada semana comparto ideas que generan autonomía y equipos más fuertes.
Esta no es una historia de suerte. Ni de pelotazos. Es una historia de decisiones valientes, errores asumidos y una obsesión permanente por mejorar.
Si estás construyendo algo —una empresa, un equipo o a ti mismo— aquí hay ideas que te podrían impulsar a actuar.
Hoy hablaremos de José Cogolludo y su compañía Afianza, una empresa que ha pasado de facturar cinco millones a setenta en menos de 5 años. No por levantar rondas. No por moda. Sino por hacer bien lo difícil: construir, integrar, liderar y evolucionar.
Conozco a José desde hace muchos años. Hemos sido proveedores, clientes y socios en otros negocios.
Mi relación con él ha ido evolucionando de lo profesional a lo personal, y he decir que me he encontrado a poquísimos empresarios que tenga su visión estratégica, su humildad, su ambición y su capacidad de liderazgo.
Es realmente impresionante y único lo que está logrando, y traigo datos.
(Cabe señalar que de esas primeras en el ranking, Afianza es la única con capital 100% español).
La historia de Afianza es la historia de un crecimiento poco común. Uno que no se mide solo en euros o empleados, sino en conciencia, en transformación, en saber qué batallas pelear y, sobre todo, en saber cuándo callar para escuchar a los que te pueden abrir nuevos ángulos.
Toda una masterclass de estrategia, liderazgo y sentido común.
(link a la entrevista al final de esta edición)
Qué te llevarás hoy
🏗️ Cómo comprar empresas sin perder el alma.
🎖️ Cómo liderar sin necesidad de ser el más técnico.
😃 Y cómo crecer sin dejar de disfrutar.
Son lecciones prácticas, masticadas y servidas para:
Quien esté construyendo una empresa de servicios profesionales.
Quien esté pensando en crecer comprando otras.
O quien quiera dejar de ser solo “el técnico” y empezar a liderar de verdad.
¡Vamos al lío!
Todo empieza con una pregunta
“¿Y ahora qué?”
Esa frase, que podría sonar a agobio, fue el punto de partida de todo.
José Cogolludo no arrancó Afianza con una visión de dominación mundial. Empezó con lo único que tenía: su traje de boda, un maletín heredado y una ayuda de su padre para montar un despacho de asesoría.
Lo que no tenía en recursos, lo compensaba con calle. Salir a buscar clientes, buscarse la vida, provocar que las cosas pasaran. Porque el negocio no iba a llegar solo.
La pregunta lo acompaña hasta hoy. Y se convirtió en filosofía:
Si quieres que pasen cosas, sal a provocarlas.
Si no sabes qué hacer, espabila.
Y si ya crees que lo sabes todo, vuelve a preguntarte: ¿Y ahora qué?
De 5 a 70 millones (sin perder el norte)
Durante los primeros 17 años, Afianza creció despacio. Facturación estable, equipo pequeño, evolución controlada. Hasta que algo cambió. O mejor dicho, José cambió.
“Pasamos de crecer 1x a crecer 12x. Y no fue por levantar capital ni hacer magia, fue por cambiar el enfoque: queríamos ser mejores, no más grandes. Y entendimos que para eso hacía falta crecer en serio.”
Ese giro de mentalidad lo llevó a lanzarse a un terreno donde muchos se queman: el crecimiento inorgánico. Comprar empresas. Integrar equipos. Profesionalizar procesos. Y todo sin perder lo más valioso: la cultura.
Lo dijo claro:
“El crecimiento inorgánico no es un fin, es un medio para mejorar.”
Y vaya si lo hicieron. En los últimos años, José y su equipo han comprado 44 empresas, 15 solo en el último año. ¿Y lo mejor? Sin perder clientes. Sin vaciar plantillas. Sin meter miedo.
Porque cuando sabes lo que estás haciendo, y lo haces desde el respeto, la integración no es una amenaza. Es una oportunidad para todos.
💡 “La clave es saber sustituir bien al socio. Si el socio es buena persona, la plantilla es buena. Si el socio cuida a sus clientes, su equipo también lo hace.”
Ahí está parte del secreto. No comprar por comprar. Sino entender a quién le estás comprando, por qué quiere vender, y cómo acompañar esa transición sin romper lo que funciona.
El método Cogolludo: crecer con personalidad
Él no era el más técnico. De hecho, durante años se sintió casi impostor por no ser el “típico asesor”. Pero esa supuesta debilidad se convirtió en su mayor ventaja.
“A mí se me da mejor desarrollar personas y gestionar equipos. Así que construí la empresa desde ahí.”
En vez de ponerse a estudiar leyes o contabilidad, potenció lo que se le daba bien y se rodeó de gente que brillaba en lo que él no dominaba. Resultado: un equipo donde cada cual juega desde su zona de genialidad.
Suena simple, pero no lo es. Requiere humildad, cero ego y una seguridad que muchos fundadores no se permiten.
“El error más común es pensar que nadie lo va a hacer mejor que tú. Eso es inseguridad disfrazada.”
José no solo acepta que otros lo hagan mejor, los pone al frente. Clientes atendidos por especialistas. Un comité directivo que decide con él. Y un entorno donde el liderazgo no se ejerce por control, sino por claridad y propósito.
“No esperes que la gente haga las cosas como tú. No están aquí para ser tú. Están para aportar lo que tú no tienes.”
La personalidad de la empresa, dice, es su verdadero legado. No su control.
Integrar sin romper (ni asustar a nadie)
Si hay algo que José y su equipo dominan, es el arte de sumar sin aplastar. Comprar una empresa no es solo firmar papeles. Es entrar en la vida de alguien. Y si no lo haces con respeto, sale mal.
“No estás comprando un coche. Estás comprando la vida de alguien. Así que sé honesto, o no compres.”
En cada adquisición, tres reglas innegociables:
Cuidar al socio vendedor. Acompañarlo en la transición, entender su historia, respetar su legado.
Cuidar al equipo. Ser transparentes desde el minuto uno. Si va a haber cambios, se dicen. Si no, también.
Cuidar al cliente. Que no note el cambio. Solo que poco a poco vea que tiene más recursos, más especialistas, más respuestas.
“La clave está en no cambiarles el día a día. Pero sí enriquecerlo con más herramientas. Que sientan que están en mejores manos.”
¿Y los números? Sí, también importan. Pero vienen después.
“Nosotros hacemos poca due diligence. Nos fijamos en si los clientes son interesantes, si el equipo es adaptable, y si el socio es buena gente. Lo demás, lo transformamos.”
No buscan empresas perfectas. Buscan piezas que encajen en el puzzle que están montando. Y eso, al final, no se mide en un Excel. Se siente en las conversaciones, en los valores compartidos, en la visión común.
Cómo comprar sin dinero (ni fondos ni inversores)
Cuando uno escucha “hemos comprado 44 empresas”, se imagina una ronda millonaria, un fondo de inversión detrás, o al menos un tío en Dubái. Nada de eso.
José lo hizo con banca y con beneficios reinvertidos.
Durante 26 años no se repartió un solo dividendo. Todo fue para hacer crecer a Afianza.
“Tengo una vida cómoda, mucho mejor de lo que imaginé. Pero nunca me repartí nada. Todo se quedó dentro.”
¿Y los bancos? Al principio, tampoco creían.
“Hace 14 meses no me daban ni un euro más. Hoy tengo toda la financiación que necesite.”
¿La clave? Persistencia, honestidad, y saber cómo hablar su idioma. Nada de épica emprendedora, nada de venderles humo.
“No te frustres si un banco te dice que no. No significa que la banca no te quiera. Solo que ese banco no te quiere.”
Cuando no tienes dinero, aprendes a tener algo aún más valioso: credibilidad.
José construyó confianza a base de años haciendo las cosas bien. Y cuando el momento llegó, la puerta de la financiación se abrió sola.
El día que todo se tambaleó
No todo fue escalar y sonreír. José vivió momentos oscuros, de esos que te hacen replantear todo.
Uno fue tras una triple adquisición que duplicó plantilla. Pasaron de 25 a 50 personas de golpe y José no supo liderar el cambio.
“Pensé que liderar 50 personas era igual que liderar 25. Y no lo es. Lo pasé mal. Muy mal.”
Otro, durante el COVID. Su hija recién nacida estaba ingresada, Madrid vacío, la empresa sin colchón financiero, 80 personas en plantilla y la incertidumbre por delante.
“Pasé tres semanas complicadas. Pero luego el gobierno dio liquidez. La pedí toda. Y eso me dio el impulso para volver a crecer.”
Lo que para muchos fue el final, para él fue combustible.
“Cada vez que hay un cambio fuerte, me preparo. Aunque no sepa qué va a venir, estoy listo para que venga.”
¿Y por qué seguir, si ya lo logró todo?
Hoy, Afianza tiene más tamaño, más recursos y más estructura que nunca. Los fondos llaman a su puerta. Le ofrecen cifras. Le pintan salidas.
Pero la respuesta es clara:
“¿Y qué me queda si vendo? Solo dinero. Y lo que estoy sintiendo ahora, eso no se compra.”
Porque lo que José vive hoy, no es solo el éxito de una empresa. Es la magia de un equipo que rema a su ritmo, de un proyecto que tiene alma, y de un propósito que sigue vigente.
“No quiero levantarme solo a subir la persiana. Quiero provocar que algo ocurra.”
“No quiero ansiedad en mi equipo. Quiero que crezcamos, que nos divirtamos. Y luego ya veremos hasta dónde llegamos.”
No quiere una empresa más grande. Quiere una mejor. Más humana, más viva, más divertida.
Y esa, aunque no salga en los rankings, es la clase de compañía que deja huella.
Después de escuchar a José en lo que ha sido una hora super amena, hay patrones que se repiten. Decisiones que se vuelven filosofía. Actitudes que explican mucho más que cualquier número.
Si tuviéramos que condensarlo todo, este sería su manual de instrucciones:
1. Hazlo con lo que tienes.
No esperes al momento perfecto, al inversor perfecto, ni a tenerlo todo claro. Sal con tu maletín prestado y empieza.
2. Pregúntate siempre “¿y ahora qué?”.
No como lamento, sino como mantra. Para no dormirte, para no acomodarte, para seguir provocando lo que quieres que ocurra.
3. Rodéate de gente mejor que tú. Y ponlos delante.
No intentes saber de todo. Descubre en qué eres bueno (de verdad) y construye desde ahí. Lo demás, que lo hagan quienes lo dominan.
4. Compra con respeto, integra con alma.
No se trata de adquirir negocios, se trata de sumar vidas, equipos, historias. Sé honesto con el socio, con el equipo, con el cliente. Siempre.
5. No repartas dividendos. Repártete sentido.
El dinero no es el fin. Es el resultado de hacer las cosas bien, rodeado de buena gente, durante mucho tiempo.
6. No gestiones por miedo. Lidera con propósito.
No quieras que dependan de ti. Crea una empresa que funcione aunque no estés. Liderar es liberar, no controlar.
7. Cuidar a las personas no es opcional. Es estratégico.
Sin bienestar no hay equipo. Sin equipo no hay cultura. Sin cultura, el negocio se vacía.
8. Y si todo tiembla, aguanta el mástil.
Habrá bofetones. Habrá momentos oscuros. Pero si sabes quién eres y para qué haces esto, aguantas. Y creces.
9. No vendas si todavía estás sintiendo.
El éxito no es solo llegar. Es disfrutar del viaje. Y si lo estás disfrutando, no te bajes del barco.
10. No levantes solo la persiana. Levanta una visión.
Haz que cada día tenga dirección, propósito y sentido. Lo demás, llega solo.
10 lecciones prácticas si tú también quieres construir algo así
Esto no va solo de admirar una historia. Va de entender qué podemos sacar de ella para aplicar en nuestro propio camino. Aquí van nueve ideas prácticas para quien esté construyendo algo parecido o se mueva en el mundo de los servicios profesionales.
1. No esperes a tenerlo todo perfecto. Empieza con lo que tengas.
José arrancó con un maletín heredado, una becaria y cero contactos.
Lo que tenía era actitud. Eso, y el hábito de hacerse siempre la misma pregunta: “¿Y ahora qué?”
2. Crecimiento inorgánico ≠ fórmula mágica. Es un oficio.
Comprar empresas puede parecer la vía rápida, pero es un juego de fondo. José tardó años en afinar el modelo. Empezó por adquisiciones pequeñas, entendió su sector, y profesionalizó antes de escalar.
3. La due diligence emocional es tan importante como la financiera.
No compra empresas, compra personas. Se fija más en el socio, el equipo y la cultura que en el EBITDA. Si el socio encaja, lo demás se puede construir.
4. No mates lo que ya funciona. Suma, no sustituyas.
Cuando adquiere, mantiene al equipo, respeta a los clientes y mejora con herramientas y especialistas. El cambio se siente, pero no asusta.
5. El liderazgo no es saberlo todo. Es saber rodearte.
José no es el más técnico. Ni falta que le hace. Su fortaleza está en construir equipos fuertes, autónomos, humanos. Y en saber cuándo dar un paso al costado para que otro dé un paso al frente.
6. No todos los clientes quieren ser tus amigos. Quieren que les resuelvas.
En el sector de asesorías, rompió con la figura del “médico de cabecera” que lo hace todo. Hoy ofrece especialistas para cada área enfocados en PYMEs, y el cliente lo agradece.
7. Reinvierte, sé paciente y habla el idioma del banco.
Nunca repartió dividendos. Y eso le dio margen para crecer. Aprendió cómo presentar su proyecto a la banca, sin adornos, con cifras claras y con una visión sólida.
8. La cultura se construye desde la base, pero se mantiene desde arriba.
Si tú no tienes claro qué tipo de empresa quieres ser, nadie lo va a tener.
José habla con pasión de sus valores, su equipo y su manera de hacer las cosas. Y eso es lo que hace que todo encaje.
9. No vendas si lo que estás construyendo te hace feliz.
Muchos venden cuando por fin todo empieza a funcionar. Él no. Porque, en sus palabras: “¿Para qué vender si estoy disfrutando?”
10. Si no decides hacia dónde vas, la corriente lo hará por ti.
Si llevas tiempo construyendo tu barca, si te has rodeado de buena gente, si le has puesto motor —aunque sea pequeño—, tarde o temprano encontrarás corriente a favor.
Y entonces, avanzar deja de ser esfuerzo.
Y se convierte en viaje.
Más contenido de interés
📺 Cómo comprar empresas
Puedes ver la entrevista completa en este link de Playbooks. La disfruté como un enano. Íbamos buscando su fórmula de crecimiento inorgánico y nos encontramos con una masterclass de desarrollo personal para emprendedores.
✍️ Post-close excellence in large-deal M&A
Muy al hilo del Playbook de hoy, este artículo de Mc Kinsey revela algunas de las claves para una adquisición exitosa (he vivido de cerca estos procesos y ciertamente fusionar dos compañías es un reto en mayúsculas. Pero uno que puede merecer mucho la pena).
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Y con este tema me despido, deseándote un buen finde. Hasta pronto!
📘 De operador a diseñador de equipos autónomos
He creado para ti el minicurso “De Operador a Diseñador de equipos autónomos”, en el que explico por qué los equipos dependen demasiado de sus líderes (y cómo hacer que el tuyo funcione sin ti).